Para esta pieza, Marco se inspira no sólo en los versos de La vida es sueño de Calderón de la Barca, sino que la complementa con textos de Platón, René Descartes, y un poema del sevillano Alberto Lista. El compositor se enfrenta a los versos de Calderón con una mirada distinta, desde el respeto, sin querer acallar la poesía del escritor con su música.
Sintetizadores, clarinetes, percusión y un cello bastan para dar vida al Segismundo encerrado en la torre que representa el contratenor David Azurza, cantante además para el que fue compuesto el libreto. La acción se centra en el hombre perdido con sólo acompañamiento de 3 actores, que resultan anecdóticos, dejando todo el espacio interpretativo a Azurza.
El Mito de la Caverna y el concepto de realidad se desdibujan para mezclarse con los razonamientos de Descartes y la poesía de Calderón y Lista, pasando por el mito de Edipo, del padre que viene del hijo y del hijo que procede del padre.
Marco huye del neobarroquismo que podría ser lo más lógico para un libreto de estas características y se adentra en una armonía casi transparente que sirven sólo de guarnición a un texto más que bien servido. Es algo que el cántabro sabe hacer bien, como lo ha demostrado en otras obras para las que ha utilizado textos de Bécquer, Homero y Cervantes.
La programación por parte de Halffter de Segismundo en el Maestranza no es más que otra muestra de agradecimiento a un compositor que ha estrenado varias de sus obras en Sevilla, y que ha confesado sentir cierta predilección por la ciudad, algo al parecer recíproco, debido a la ausencia de localidades libres para la función de esta noche.
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